domingo, enero 15, 2006

 
Muchas veces me han preguntado porqué razón hago tantísimo embrollo para componer un poema de unas cuantas palabras, cuando podría sencillamente agarrar papel y lápiz y escribir lo que quisiera, sin limitación de léxico y pudiendo repetir las palabras, cosa que no se puede hacer en la poesía magnética, pues cada palabra de mi colección es única. Pues bien, queridos lectores (los dos o tres que me leen), sucede que debo hacer una confesión: La Autora, al igual que muchos seres humanos (podría citar a unos cuantos que incluso están publicados), sufre de un severo y evidente retraso poético, acompañado de una dislexia lírica funcional y completa ineptitud musical. Somos muchos quienes nos enfrentamos al mundo día a día con estos males a cuestas, pero existe una luz al final del túnel: la poesía magnética ha servido de soporte para mi expresión artística y ha permitido convertirme por fin en poeta, cosa que yo creía me estaría vetada de por vida. Como el lenguaje de señas para los sordos, a través de este sencillo método he logrado acceder al maravilloso mundo de los vates, y aunque talvez resulte incomprendida, me siento profundamente orgullosa de mi obra, pues no sólo he logrado poetizar, sino que he creado todo un nuevo estilo de ver este don, a través de los ojos de una inepta en el tema, combinándolo además con las artes visuales de manera que logré también saciar la veta artística que deje en el camino cuando decidí volcar mi vida a las ciencias. Si usted, que me lee, sufre como yo de los males que he mencionado, sépalo: usted también puede convertirse en poeta magnético. No permita que nadie lo ningunee; los retardados poéticos también somos personas.

martes, diciembre 13, 2005

 
Así es como luce mi colección de palabras. Para el ojo inexperto puede parecer muy difícil distinguir algo en esta masa aglutinante de vocablos, pero La Autora, como buena coleccionista fanática, conoce su colección hasta el último resquicio y nada escapa a su fotográfica memoria. Esto por que paso largo rato acicalando y reordenando mis palabritas de vez en cuando, de manera que suelo recordar la existencia y ubicación de éstas dentro del grupo, aún cuando están cambiándose constantemente de lugar al entrar y salir de los poemas. Debo decir que, aunque existe, la poesía ajena (poemas creados por otras personas que me visitan) es escasa y más bien escueta, excepto contadas ocasiones, pues debo dar fe de verdaderas joyitas que me han sido dejadas de regalo.

 

El origen de los imanes

He aquí el origen de las placas magnéticas. Talvez debería agradecer a Gasco por la pila interminable de imanes de refrigerador que recibí de un familiar mío cuyo progenitor trabaja en dicha empresa, regalo que me inspiró a comenzar esta colección... Una vez pintadas con spray blanco opaco, las placas estan listas para ser cortadas en tiras largas que luego servirán de soporte a una palabra nueva.

 

Las palabras

Les presento a la mano detrás de todo este embrollo, la mano de La Autora en persona, sosteniendo cariñosamente palabritas de mi colección, materia prima de mi acción de arte, sólo para mostrarles el tamaño que tienen originalmente.

 

Captura de un poema

Este es un poema en su forma bruta, aún no ha sido tocada por la mano mágica de Photoshop. Pueden ver que es el mismo que aparece intervenido en el blog original bajo el título TEORÍA DE LA CIENCIAS. Vale la pena aclarar que todos los poemas comienzan de forma similar a este, con distintos filtros, iluminaciones y aberturas de obturador para la fotografía, pero esta es la idea básica.

 

Introducción a la Poesía Magnética

La creación de un poema magnético es un procedimiento muy simple, que consiste en unir palabras sueltas escritas en pequeñas placas magnéticas para formar frases sobre la superficie gris y fría de mi refrigerador. Estas palabras fueron adquiridas por La Autora mediante un riguroso y aún inconcluso proceso de selección y captura de vocablos desde su medio ambiente natural, algunas de ellas también me fueron obsequiadas por seres queridos quienes me las entregaron por considerarlas dignas de estudio y colección. Así llegué a poseer cientos de palabras, grandes y pequeñas, todas ellas se encuentran desplegadas juntas en una gran masa imantada. Al dirigir la mirada sobre este mar de verborrea ininteligible, estando las palabras ya capturadas, embalsamadas, y debidamente etiquetadas, se estimula la imaginación del observador, convirtiéndose éste en el poeta de turno, y surgen así los mas oscuros, profundos, descarnados deseos y dilemas de la mente humana. Estos deben ser rápidamente cazados por la lente de mi sencilla cámara digital, so pena de que se vayan extinguiendo en el olvido, ya que las palabras tienen tendencia a escapar de los poemas y volver al todo para convertirse en nuevos y diferentes poemas. Aquí les va una foto de mi cocina y mi freezer lírico con un poema en creación...

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